Lic.
Diana Michaelsen – Prof Graciela Matabós
http://mymdiversidad.blogspot.com.ar/
Aulas o espacios escolares, ayer y hoy plenos de niñ@s
junto a sus maestr@s. Y… ¿el aprendizaje siempre se da si docentes y alumnos
están reunidos? A juzgar por lo que vemos o escuchamos a diario, pareciera que
no siempre es así.
Intentando dar respuesta a tal interrogante es
necesario en primer término, determinar qué es aprender. Desde la
neurosicoeducación, el Dr.Logatt Grabner define el aprendizaje como…”cualquier
variación que pueda generarse a través de información teórica, práctica o
experiencias de vida en las conexiones sinápticas y produzca cambios en el
pensamiento y en el comportamiento”.
Entendiendo que durante el proceso de aprendizaje se
transita desde el ignorar, conocer, comprender hasta el saber utilizar el
conocimiento en la práctica, sabemos ahora, que el aburrimiento y la ansiedad
en clase son emociones que obstaculizan dicho proceso
Por otro lado, desde la perspectiva del socio constructivismo,
Lev Vigotski subraya que aprender es una experiencia social y colaborativa en
la que el lenguaje, la sociedad, la cultura y la interacción social juegan un
papel fundamental en el proceso de conocimiento.
Dicho esto y en relación con la práctica docente en
donde quiera que ésta se desarrolle, explicamos
a continuación, algunas condiciones que a nuestro criterio, resultan
imprescindibles considerar para que el
aprendizaje se haga presente:
·
Los
aportes de las neurociencias orientan a conocer el funcionamiento del cerebro y las condiciones saludables para el
desarrollo del mismo, por lo tanto en la escuela será oportuno por ejemplo
saber que el cerebro se alimenta de glucosa y de oxígeno, que resulta imperioso
el movimiento físico que oxigene la sangre y por lo tanto el cerebro
permitiendo mejorar la capacidad de conexión de las neuronas; asimismo, la hidratación adecuada, colabora en el mismo
sentido.
·
Recuperemos
las preguntas de l@s niñ@s con la
intención de conocer sus necesidades e inquietudes y si entendemos que el error
es parte vital de sus aprendizajes les dará
a ell@s la posibilidad de sentirse seguros y relajados para continuar aprendiendo. Si se minimiza el
temor en el aula, si se enseña a gobernar
las emociones y se ofrece material relevante para la motivación de los
estudiantes, podrá ser posible un ambiente áulico positivo que retroalimente
futuros aprendizajes.
·
Continuando
con las contribuciones
neurocientíficas podemos afirmar que el cerebro humano es un órgano
eminentemente social; con lo cual se puede concluir que aprendemos más y mejor
si los hacemos cooperativamente. Al respecto, el trabajo colaborativo en la escuela promueve la construcción del
conocimiento a partir de la interacción con pares, en grupos heterogéneos de
trabajo.
·
Observemos
y diseñemos adecuadamente las condiciones
del espacio físico del aula: iluminación, ventilación, limpieza, cierto orden,
buena acústica, temperatura adecuada, seguridad, facilidad de acceso a los
materiales que necesitan, mobiliario con posibilidad de ser ubicado en
diferentes lugares según necesidades de aprendizaje.
·
Promovamos
la coeducación, esto es: enseñar a las niñas a participar con eficacia en los
juegos y deportes típicamente masculinos, armar formaciones no sexistas, favorecer los
agrupamientos mixtos, evitando que los grupos de juego se constituyan en
función del género. Revaloricemos el
lenguaje corporal y favorezcamos la expresión de emociones y sentimientos,
tanto en niños como en niñas.Realizar
propuestas de juego variadas y amplias que incluyan ámbitos de dominancia
femenina, masculina y neutra. Organizar juegos dramáticos de situaciones
cotidianas hogareñas para favorecer la
participación de ambos géneros ya que, en líneas generales se educa para infravalorar el trabajo doméstico, además de
considerar que hay profesiones tales como enfermería, secretaría, etc., como menos
prestigiosas. No privar a la niña de realizar los juegos de los niños, se las
desalienta en su interés a la investigación, manipulación, creación, que las
lleva a considerarse no aptas para las profesiones más acreditadas.
·
Planificación de la tarea diaria en el aula de modo
tal que todas las áreas curriculares
tengan estímulos por igual para aprenderlas. Por ejemplo, el pensamiento
científico y tecnológico no se desarrolla espontáneamente, hace falta el
acompañamiento y la enseñanza del docente de manera sistemática para logros
posteriores.
·
Optimización del uso del tiempo, evitando prolongar
innecesariamente momentos tales como saludos iniciales y finales, merienda,
descanso, recreos para aprovechar las horas de clase al máximo en aprendizajes
significativos.
·
Frente a un aprendizaje recientemente adquirido, no es conveniente su práctica en solitario
sino acompañad@ del docente quien también irá corrigiendo lo más cercano al
proceso de modo que se internalice apropiadamente.
·
Las
experiencias directas, salidas educativas amplían el
horizonte cultural, social y de posibilidades de aprendizaje de los grupos
dando la oportunidad de diseñar
proyectos, resolver problemas, contactarse con personalidades de diversos
ambientes favoreciendo el camino de aprender a pensar.
·
Cierta rutina
diaria es conveniente para la organización mental de
l@s niñ@s quienes, conociendo con cierta anticipación espacios, materiales y
enseñanzas que recibirán, podrán actuar con mayor autonomía y seguridad.
Para cerrar este escrito acerca de aspectos generales
de la práctica áulica, les dejamos para reflexionar estas preguntas que formula
la bióloga y doctora en educación Melina Furman, autora de “Educar mentes curiosas: la formación del
pensamiento científico y tecnológico en la infancia”.
¿Cómo enseñan las escuelas de hoy en
día?
¿Qué clase de preguntas les hacemos a
los alumnos?
¿Estimulan el conocimiento y sus ganas
de aprender?
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